Para cualquier empresa, la conexión a Internet resulta indispensable tanto para sus comunicaciones internas como externas. Más si cabe, ante una sociedad cada vez más tecnológica, es fundamental que los negocios tengan unas prestaciones de conectividad eficientes (con alta velocidad y latencia reducida), para evitar deficiencias en la transmisión de datos.

Por la gran relevancia de la conectividad y redes para empresas, como también por su constante evolución, es importante conocer los distintos tipos de conexión para poder utilizar la que mejor se adapte a las necesidades de la empresa.

Tipos de conexiones a Internet

El tipo de conexión a Internet viene en muchos casos definida por el entorno de la empresa. Es decir, dónde se ubica (ciudad, polígono industrial, zona rural, etc.), cuál es el tamaño de la empresa (pyme o gran empresa) y su modelo de negocio o necesidades que tenga para su óptima operación.
Los tipos de conexión más habituales para empresas son las siguientes:

• ADSL: utilizando la línea telefónica, se trata de un sistema de transmisión de información que aprovecha el ancho de banda disponible. Suele ser recomendable en el caso de empresas que estén ubicadas en sitios más remotos, dónde puede no llegar la fibra óptica
• Fibra óptica: con este sistema de conexión por cable se incrementa substancialmente la velocidad de transmisión de datos con respecto al ADSL, pero requiere de una infraestructura extensa que le impide llegar a todas las zonas, especialmente las más remotas. Esta opción permite hacer llegar a la empresa otros servicios como la televisión, hecho que puede ser relevante para el caso de empresas que cuenten ya con cierto tamaño
• Inalámbrico: en este caso, en vez de emplear cables para transmitir la información, hacen uso de ondas de radio. Este sistema permite acceder a zonas de difícil cobertura, además de ofrecer mejores prestaciones de coste y velocidad.
• Satélite: otra opción es la conexión satelital, que ofrece mayores velocidades que las redes inalámbricas pero con un coste mucho mayor. Este hecho la hace normalmente inviable para la mayoría de empresas, a excepción de aquellas ubicadas en sitios muy remotos donde no llega ni el ADSL ni la conexión por cable.

Cómo verificar que tu conexión a Internet funciona

Una vez escogida la opción de conectividad que más conviene a la empresa, es también fundamental hacer una correcta verificación de su funcionamiento, para trabajar siempre en el punto óptimo y no tener deficiencias en la productividad.
Para ello, existen distintas técnicas:

• Comprobar si el sistema está funcionando (por ejemplo, si se dispone de router, verificar que efectivamente está encendido) y probar de reiniciarlo.
• Realizar un test de velocidad, que dará a conocer si la conexión está trabajando a su rapidez teórica y, por lo tanto, permite saber si el problema es del proveedor o no.
• Probar otro dispositivo para verificar si el problema en la conexión a Internet se mantiene o no.
• Llamar al servicio técnico del proveedor, con el que tendremos más claro las mejores vías de solución al problema que existe.

En definitiva, gracias a la constante evolución de la conexión a Internet, hoy en día las empresas disponen de una gran variedad de opciones a escoger. La elección debe ser la que más se ajuste al conjunto de sus necesidades, que irán en función de las características de la empresa.

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may. 03, 2021